Comentarios emotivos de Marisela en los primeros días de grabación de Las Muchachas.
Las Muchachas
Documental de Gabriela González Fuentes
Las voces de las mujeres hacen oír su palabra
“Nuestra identidad reside en la memoria, en el relato de nuestra biografía”
Rosa Montero
En: La loca de la casa
Los pasos seguros y sosegados de Yolanda, su mirada profunda y
reflexiva, su sonrisa suave, comprensiva, nos acerca a una abuela que
nos abraza. Con voz serena, día a día, nos cuenta sus hazañas y vemos
crecer, ante nuestra mirada, a la joven valerosa que ha sido, que es.
Ella, quien como tantas otras, transitó infiernos y utopías, ahora con
la escritura gana nuevas batallas y expresa sus mundos.
Yolanda
no ha sido la única a quien redescubrimos en estos meses, hemos
escuchado también a Alicia, campeona de ciclismo, primera muchacha
federada en la Federación de ciclistas. Alegre, risueña, optimista. Con
su sentido del humor ha mostrado cómo coexisten valor y entusiasmo en la
vida de las mujeres que se atreven a trasgredir los cánones impuestos
por una sociedad que aspira limitar sus vidas. Ada, elegante y
generosa, abogada, defensora de todos los derechos, nos muestra también
su faceta como pintora, hacedora de muñecas y cajas de madera para
guardar secretos. Esperanza con su coraje y oratoria, líder desde sus 15
años, nos lega la certeza de esa fuerza que poseemos todas y con la
cual podemos vencer limitaciones, dolores, corazas impuestas. Ella,
luchadora, defensora de los derechos de las mujeres, no ha detenido sus
esfuerzos en esa aspiración de intentar aportar en la construcción del
país que nos merecemos.
Todas jóvenes de la Unión de
muchachas venezolanas, militantes en la clandestinidad y en la
democracia, forjadoras de nuevos tiempos, con sencillez nos muestran sus
fortalezas y sensibilidades, corajes y resistencias, pensamientos y
acciones, que hacen de ellas unos personajes valiosos de nuestra
historia. Sus vidas personales y públicas responden, con congruencia, a
los principios fundamentales en que se formaron.
Herederas
conscientes del legado de la generación anterior a ellas, han sido
fieles y consecuentes con las mujeres luchadoras que les precedieron y
asumieron el reto histórico cuando a ellas les correspondió actuar.
Estos meses, entre fotos, palabras, objetos, música, episodios,
libros, recortes de prensa y revistas, cartas, condecoraciones y
anécdotas, amores y desamores, hijas e hijos, hemos sido testigos de la
reconstrucción de la vida de cuatro mujeres valerosas y de sus muchas
amigas, siempre nombradas y valoradas por ellas.
El sentido de
solidaridad expresado en actos concretos, cotidianos, los principios que
mueven las acciones y la amistad que ha vencido al tiempo y las
diferencias son algunos de los tesoros que comparten con orgullo.
Imágenes de papel, en blanco y negro, salen airosas de las carpetas y
cajones, ellas revuelven todo en sus casas, en sus habitaciones, en sus
mentes, y se rencuentran con su yo juvenil. Los rostros de las
muchachas casi adolescentes salen de los salones de clase, del entorno
privado de las familias para incursionar en la política, en lo público,
enfrentar dictaduras, represiones, exilios, torturas.
Estas
mujeres con sus ochenta años de hoy intercambian, ante nuestros ojos
admirados, documentos, actas, correspondencias, medallas, mientras
comparten con alegría lo que ha sido una existencia signada por la
pasión y los compromisos.
Con modestia genuina aseguran que sólo hicieron lo que les tocaba hacer y que no imaginaron que serían nombradas como heroínas.
En el documental Las muchachas se subraya la valoración de las
subjetividades y del tono íntimo como elementos subversivos que impulsan
una mirada desde la periferia en la construcción de realidades y que
logra ser dicha fuera de los centros de poder que nos aíslan, fuera de
una historia oficial en el que han estado ausentes las mujeres con sus
luchas.
La construcción de este documental habla del encuentro
de mujeres de distintas generaciones, en un tiempo de hacernos y
rehacernos. Se trata de atrevernos, de escucharnos, de apropiarnos de
una voz que nos pertenece en ese doble acto de oírnos y expresarnos. La
primera rebeldía es no callar, también exigir ser escuchadas. Es así
como la historia de un territorio y de sus gentes se dibuja desde la
narración de las protagonistas, desde los ciudadanos, sus conquistas y
aportes.
La historia de las mujeres reconstruida desde la
mirada de las propias mujeres es la propuesta presente en esta narración
colectiva, donde el testimonio es el hilo conductor del relato.
El documental Las Muchachas es una producción que se plantea desde un
colectivo de mujeres, quienes con sus acciones comprometidas hacen
posible la concreción de un homenaje a la Unión de muchachas venezolanas
y en el que se percibe una realidad, una idea, la sororidad: el de
mujeres que se sostienen unas a otras. Madres, hijas, amigas,
construyendo juntas lo posible. Mujeres de sueños y acciones.
“Las Muchachas”, documental sobre cuatro jóvenes de la Unión de
muchachas, bajo la dirección de Gabriela González Fuentes, se ha
comenzado a rodar la tercera semana de abril, esta película nos deja
escuchar las voces de Esperanza Vera, Alicia Salazar, Ada Ramos y
Yolanda Villaparedes, mujeres que despiertan un tiempo detenido en sus
memorias. Ellas, entretejen recuerdos, hechos históricos, acciones,
reflexiones en esta necesidad y atrevimiento de contar fragmentos de sus
vidas y de nuestra historia reciente.
Abuelas, madres, hijas,
nietas y bisnietas, enhebran con ternura este diálogo de acercamientos
que recrea las hazañas de las jóvenes de una época de agitaciones y
luchas.
Las voces silenciadas de un tiempo cercano, los aportes
de las mujeres ausentes de los libros, de la historia, recuperan su
espacio y son rescatadas del olvido en este documental. Son retazos de
humanidad que se visibilizan para configurar un todo que nos negamos a
extraviar en las ausencias de registros y valoraciones.
No es
casual que la guionista y directora sea nieta de una de estas mujeres.
Junto con ella todo el equipo rinde homenaje a la heroicidad femenina.
Este documental, invita a explorar en nuestras familias y entorno los
tantos relatos de valentías que aún están ocultos en baúles y
escaparates. Escuchar y desempolvar cuentos es un reto que nos
construye, soltarlos al viento, conjura silencios. Así como las abuelas
han sido capaces de “soltarse el moño” y luchar valerosamente para
defender derechos, soltar cerrojos y construir mundos, hemos de
atrevernos a cruzar por las puertas que ellas han abierto para nosotras.
Marisela Fuentes Vera
Hija de Esperanza Vera
Abril 2012
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